Un salvavidas no tan valorado por los motociclistas


Aunque es sabido que la falta de casco en los motociclistas en un siniestro puede causar la muerte; en nuestra ciudad Monte Quemado, diariamente y de manera exponencial, observamos esta problemática, que se va transformando en cotidiano en su práctica; jóvenes, adultos, con niños a cuestas con la carencia del casco crean a su paso una sensación que en cualquier momento se desencadene una desgracia que bien pudiera prevenirse con el uso del elemento de seguridad.

Teniendo en cuenta y sabiendo que su uso es obligatorio, como se encuentra expresado en la Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449 y que en nuestra ciudad tiene vigencia tras la adhesión realizada en su oportunidad por parte de la comuna local, muchos de los conductores y acompañantes no cumplen la reglamentación que tiene un solo fin, la preservación de la vida.

En nuestra sociedad de Monte Quemado hay una clara contradicción por parte de muchos motociclistas, aquellos que ven la reglamentación como una imposición por parte del Estado y desafían con su conducta irracional a las autoridades de control, cuando en realidad la normativa vial tiene como naturaleza la seguridad en la circulación para todos que transitan las calles.

La constancia de una conducta pública reiterada crea en los demás un ejemplo que se trasmite y plasma en su práctica; de allí que el grado de ver en nuestras calles la cantidad de conductores que prefieren exponerse a la desgracia cuando saben que el casco es vital como medio de prevención y aun así prefieren los riesgos antes que la seguridad.

Esta forma de conducta de muchos motociclistas de Monte Quemado expresa en su accionar una situación mucho más compleja y a su vez preocupante, tiene que ver en parte con la razón de CONCIENCIA y RESPONSABILIDAD; conciencia que tiene que ver con el verdadero compromiso que debemos asumir con los propios, he aquí cabe el de preguntarnos con suma sinceridad “Quienes serán los que sufran, cuando me pase algo que pudiera prevenir” la respuesta a esta premisa es una sola y de coincidencia general “LA FAMILIA”. Entonces qué verdadero compromiso tenemos con nuestros seres queridos cuando salimos a transitar sin ponernos el casco.

Sumado a esto es la responsabilidad que se debe asumir en sus propios actos, porque la persona responsable es aquella que está obligada a responder ciertas situaciones que cuando se trata de la conducción segura mucho tiene que ver la decisión de proteger y protegerse.

Ante una situación que avanza, ante la suma de unidades que transitan nuestras calles, es necesario afianzar programas que se adecuen al presente, basado en la concientización de nuestros conductores, con la participación de todas las instituciones , principalmente haciendo prevalecer la Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449 que es la normativa y herramienta que regula la conducta en la práctica de la conducción.

Los conductores-motociclistas deben formarse en la conciencia de la seguridad que el uso del casco es un ejercicio que debemos ejecutar todos los días en su práctica, para así madurar en conciencia responsable de nuestra conducta preventiva y que la misma sea un hecho seguro que beneficie a todos al conductor, a su familia y la comunidad.-
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